De vez en cuando, Gonzalo combinaba materiales;
en este caso, lápices de colores con crayolas y tinta china negra.
Con el título de “Bob Dylan” (por la cara que se insinúa en la parte inferior derecha de la obra), este cuadro es uno de los pocos que Gonzalo firmó con caracteres japoneses de katakana, que el noble maestro Carlos Nakatani le enseñó a escribir.
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