esa risa de mujer silvestre
canto de corazón primitivo
esa mañana clara decidió
no me importa si me deja el camión
y el autobús pasó en un largo adiós
con sus racimos de ojos y manos
juntando sudores tras las ventanas
viendo un paisaje que van dejando (allá)
no señor hoy no quiero trabajar
no seré visión de tu lascivia
en el burdel de la burocracia
la secretaria por fin decidió.
estaba su alma amoratada
le habían manoseado hasta los sueños (de ayer)
le quisieron archivar la libertad
tomó su rocanrol y empezó a caminar
(y andando, andando, comenzó a vivir)
Deja un comentario