Esta es la única melodía a la que Gonzalo no le puso letra; la compuso cuando vivía en Río Marne (hogar al que escribió el poema mi casa/torcido cajón). La grabación del día que la compuso tiene de fondo el sonido de una máquina de escribir que debe haber sido el poeta salvadoreño Uriel Valencia escribiendo, o el artista paraguayo Raúl Reissner; agregados culturales que convivían con Gonzalo en aquel entonces.
A lo largo de los años solía tocar esta composición cuando se recogía en las tardes calladas y a veces tarareaba la melodía. Me conmovía verlo fracasar en sus intentos por ponerle letra hasta que un día decidió que así se quedaba; melodía que en realidad nunca necesitó de palabras.
Les comparto dos grabaciones de este canto sin palabras.
Música: Gonzalo Rodríguez González
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