La primera vez que Gonzalo fue a Cuba, tenía prevista una reunión con Roberto Fernández Retamar quien en aquellos años dirigía la Revista Casa de las Américas. Llevaba la recomendación de un amigo común y, si bien quería mostrarle sus poemas, lo que mas ansiaba era dialogar él sobre el proceso revolucionario cubano y la poesía.
Cuando llegó a la cita, le informaron que el director, no lo podría atender. Gonzalo salió del edificio, se sentó en el primer banco que encontró y escribió este texto.
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