El inicio de la guerra civil en el Salvador, a raíz del asesinato de Monseñor Óscar Arnulfo Romero en 1980, motivó un importante movimiento de solidaridad con el pueblo salvadoreño. La contribución de Gonzalo fue ayudar a formar un grupo que, a través de la música, difundiera la situación que vivía ese país tomando posición a favor de los grupos revolucionarios.
Hugo fue el primer músico salvadoreño con quien iniciaron el proyecto. Había sido alumno de la escuela que Mangoré dejó en el Conservatorio Nacional de Música en El Salvador y era un placer escucharlo tocar la guitarra. En la casa, Hugo y Gonzalo pasaban parte de la tarde y noche componiendo canciones, o solamente conversando con sus guitarras. Formaban un gran equipo, pero Hugo quería estar en El Salvador, luchando al lado de su gente y ayudando con sus conocimientos de medicina porque, además de músico, era estudiante de medicina.
Un tiempo después de que se fue Hugo, llegó la noticia de que lo habían herido en un combate y Gonzalo escribió estos dos poemas. Desconozco qué heridas tuvo, pero sé que vive y está bien, aunque no conozco su nombre verdadero. Tal vez un día de estos llegue por casualidad a este crisol y pueda leer estas palabras de indignación y cariño que le escribió Gonzalo y recuerde el tiempo que pasaban horas juntos, tocando sus guitarras.
Dos poemas a Hugo
préstame otra vez la tijera de cortar dolores
la rosa me absorve por las espinas;
ay, que me desgarra en rojo
sin cicatriz posible
para sanar del tiempo
en que la certeza se me llenó de balas
al levantar el grito.
que la tijera de la historia me censure
si acaso callo cuando cabe el trueno
la noticia se desgrana
sin saber qué recoger
lo trizaron a mansalva
bombas del oscurecer
no sabemos si mañana
curador de la esperanza
esas manos magorianas
la alegría tañerán
tierno amigo
esa luz resplandecerá
con tus años por los montes
vericuetos de humildad
tu guitarra abandonaste
como el pájaro al volar
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